Rebranding ≠ maquillaje

Cambiar una marca no es solo rediseñar un logo. Es repensar cómo una empresa se presenta, se comunica y se conecta con su audiencia. Hecho con intención, el rebranding puede desbloquear crecimiento, atraer a nuevos públicos y, sí, aumentar las ventas.

El caso de Red Gold

Más que una nueva etiqueta

Red Gold, una reconocida marca de tomates enlatados en EE. UU., enfrentaba una creciente competencia en un mercado saturado. A pesar de la alta calidad de sus productos, su imagen no resonaba con las nuevas generaciones de consumidores, especialmente con las madres millennials, un segmento clave para el crecimiento.

Estrategia de rebranding

Para conectar con este público, Red Gold lanzó “Tomato Love”, una submarca que encarnaba autenticidad, calidad y la alegría de las comidas familiares. Se rediseñó el empaque con colores vibrantes y un motivo de corazón, simbolizando su compromiso con productos de primera calidad. Este nuevo diseño fue validado mediante seis rondas de pruebas con consumidores para asegurar su efectividad.

Resultados tangibles

Los esfuerzos de rebranding dieron frutos rápidamente:

• Ventas duplicadas en los primeros tres meses tras el relanzamiento.

• Incremento del 148% en la intención de compra por parte de los consumidores.

• Reconocimiento nacional, con la submarca “Tomato Love” siendo adoptada por cadenas como Kroger en todo el país.

Lecciones aprendidas

Este caso demuestra que un rebranding bien ejecutado, basado en una comprensión profunda del público objetivo y respaldado por pruebas de consumidor, puede revitalizar una marca y traducirse en un crecimiento significativo en ventas.

¿Qué cambió en realidad?

La percepción. El rebranding no inventó un nuevo producto, pero sí una nueva narrativa. Una que la audiencia entendió, deseó y compartió. Y en el mundo digital, percepción es conversión.